domingo, 26 de mayo de 2013

REFLEXIÓN SOBRE EL ESTADO DE LOS ESTUDIOS ARABISTAS EN LA ACTUALIDAD

Analizar la sociedad actual, con sus intereses y sus despreocupaciones, con sus primordiales objetivos y sus asuntos olvidados, sería repetir de modo innecesario la fe ciega que se deposita en las ciencias y una gran despreocupación por el mundo prescindible de las letras -qué pobre y ridícula denominación reduccionista, pues también ellas hacen ciencia; además, como si a las ciencias se las pudiera llamar "números"-. Y dentro de esas letras caídas cada vez en más baja estima, también se articula una jerarquía de sectores: las filologías van a la cabeza en esa supuesta lista de "futuro sin futuro"; y dentro de este grupo, a su vez, los estudios arabistas se esconden bajo una capa casi mohosa de desconocimiento.

En el siglo XIX, en el seno de aquel Romanticismo que redescubría lo cotidiano y lo cincelaba con relieves de misterio, renació el interés por el estudio de un pasado largo, intenso y fructífero que se había dejado al margen durante mucho tiempo: la Edad Media islámica, que en España se traducía en al-Ándalus. La mezcolanza del hálito oscuro y hechizante que llevaba arrastrando la Edad Media desde que así la calificaron en el Renacimiento y la estética visual de todo lo relacionado con Oriente conformaban un cóctel que rebosaba exotismo, y ante el cual el Romanticismo, en su facción orientalista, fue incapaz de resistirse. Pero este primer movimiento decimonónico no inventaba nada de la nada: tan solo estaba explotando la tarea que ya hubo comenzado Carlos III y su sabio grupo monacal, estudiando y catalogando los manuscritos arábigos de la Laurentina. La biblioteca del monasterio de El Escorial, mandado erigir por Felipe II, recibió a lo largo de la década de 1570 grandes aportaciones de manuscritos árabes. La historia de España, que muchas veces se vuelve paradójica, encuentra aquí una de esas ocasiones: un curioso rey de España, que apreciaba la cultura árabe, y que sin embargo prohibió su lengua en 1566.

Don Pascual de Gayangos (1809-1897), don Francisco Codera (1836-1917) -del que nace la estirpe que cariñosamente se autodenominaba "los banu Codera"-, don Julián Ribera y Tarragó (1858-1934), don Miguel Asín Palacios (1871-1944), don Emilio García Gómez (1905-1995)... Esta es la cadena de maestros-discípulos que se trazó desde mediados del siglo XIX y que se ha logrado mantener hasta la actualidad. Aunque hunde sus raíces en un siglo que nos parece ya lejano, no sería hasta 1933 que se consiguiera establecer una Escuela de Estudios Árabes oficial, con sus dos centros neurálgicos en Madrid y Granada.


En la actualidad, el microcosmos del arabismo sigue quedando reducido en España a esas dos ciudades pioneras, a la que se les ha sumado Barcelona: sus Estudios Árabes y Hebreos, Estudios Semíticos e Islámicos y Estudios Árabes e Islámicos, respectivamente, son las banderas que enarbolan para avisar al mundo un seguimos aquí. Pero es un campo, el del arabismo, muy amplio, al que se aferra, sin embargo, un grupo que ha mantenido su carácter minoritario. Agrupar los estudios arabistas con los hebraístas es la única solución para asegurar su supervivencia.

En el título del grado que ha elegido la Universidad Complutense de Madrid, es decir, el de Estudios Semíticos e Islámicos, veo uno de esos gritos desesperados que lanza un sector que se niega a desaparecer en un panorama social que quiere indagar en el futuro y no en el pasado. Semíticos e Islámicos... adjetivos horriblemente elegidos, pero muy prácticos: ¿se da por hecho que semíticos representa al ámbito hebreo y no al árabe?, ¿o es que acaso se estudia islam y no judaísmo? Es, sencillamente, un azuelo; una estrategia; puro marketing enfocado a una sección de la población: islámicos sugiere teología musulmana. De ceñirse a un simple Estudios Semíticos -que es de hecho como debería llamarse-, el decanato se encontraría con cuatro plazas ocupadas por unos apasionados del árabe y del hebreo, que tienen en la cabecera de la cama la Biblia y el Corán -siempre como objetos de estudio- y que son, para colmo, en su gran mayoría agnósticos irredentos.

Nuestro grado, en definitiva, es un panal de amantes de la historia y filología semítica que se niega a caer en la tentación de una sociedad que dirige su rumbo única y exclusivamente hacia lo que hoy en día entendemos como ciencia. Mientras tanto, nosotros seguimos siendo un pequeño grano de arena en un mar de agua en el que nos resistimos a disolvernos. Queremos recuperar el pasado, del que al-Ándalus forma una parte esencial para el imaginario histórico español, y traerlo al presente no al modo histórico y teórico tradicional, sino poniendo en marcha esa memoria que Walter Benjamin suponía como único antídoto. Es un olvidar el olvido y reavivar y redescubrir las deudas de nuestro día que se anclan en lo remoto.

domingo, 12 de mayo de 2013

MOROS Y CRISTIANOS... ¿PANEM ET CIRCENSES?

En España, el calendario de fiestas es ajetreado. Algunas son religiosas: santos y patrones se acumulan por aquí y por acullá, y dan algún que otro respiro al trabajador y una cierta ociosidad al estudiante; otras son simples productos de un marketing siempre famélico al que le dan ataques de sensibilidad y ternura, y decide dedicarle al padre y a la madre un día muy especial al año. Pero la llegada del verano parece ir íntimamente acompañados de múltiples fiestas populares, una miscelánea de eventos de entretenimiento que a veces parecen mantener la tradición romana de panem et circenses. ¿Podríamos encajar aquí a festividades que se nutren de acontecimientos históricos? Veamos, a continuación, algunas de estas últimas, que se remontan a los enfrentamientos producidos entre moros y cristianos durante la Edad Media y a comienzos de la Moderna, y que se han retomado recientemente como viva memoria de un pasado peculiar y en ocasiones muy convulso.

Precisamente durante este mes de mayo, se celebrará en Lleida, como cada año desde 1899, la famosa Festa de Moros i Cristians. Los orígenes parecen remontarse al siglo XII, poco después de que el conde Berenguer IV entrase en la ciudad de Barcelona: ya en el año 1150 se cree que se celebraban en Lleida -o Madina Lérida-, danzas entre moros y cristianos. Aunque esta fiesta se continuó celebrando hasta el siglo XIX, no fue hasta el año 1996 que Cataluña decidiera reinstaurarla completa y seriamente. Se trata de una lucha entre dos bandos, el moro y el cristiano, que pugnan por la soberanía sobre la ciudad; una fiesta que se alarga durante todo un día y en el que participan desde los más pequeños hasta los más mayores.

Zona de las Alpujarras, entre
Granada y Almería.

Cuatro siglos después de la fecha histórica antes comentada, cuando hacía ya cien años que los Reyes Católicos habían logrado conquistar toda el territorio peninsular que quedaba en manos andalusíes, se ejecutaron una serie de medidas marginales que reavivarían antiguas heridas: prohibición de la lengua árabe, de los trajes tradicionales y de nombres arábigos, cierre de baños públicos, apropiación de tierras moriscas y otras sanciones que atacaban directamente el corazón cultural de los moriscos que habían permanecido en el territorio reconquistado. Los cristianos estaban haciendo suyas esas tierras, y a todos los niveles. En las Navidades del año 1568, un grupo de moriscos rebeldes se reúnen en una casa del Albaicín (Granada) y traman una contestación militar que acabe con la política de Felipe II. Se llaman a todos los moriscos a la sublevación, llamada a la que responden: las Apuljarras se mantendrá bajo mandato morisco durante dos años, en lo que hoy en día conocemos como la Rebelión de las Alpujarras. Fernando de Válor y Córdoba, también conocido como Aben Humeya, es elegido ese invierno de 1568 líder de la revuelta y se le bautiza con el título honorífico de "Rey de los moriscos". Tiempo después, en su marcha hacia el valle del río Almanzora, incentivado por el deseo de sometimiento de esa región,Aben Humaya decide acampar en Purchena (Almería) junto con sus soldados. Allí tiene una idea muy original: decide organizar unos juegos -semejantes a las variadas olimpiadas de la Antigua Grecia- para entretener y mantener una moral alta en sus tropas. Los certámenes no solo se restringían a pruebas físicas y deportivas, como el levantamiento de piedra y carreras, sino que la música y la danza también se incluían en el programa. De esta manera nos ha llegado narrado en la Historia de las guerras civiles de Granada, novela del autor contemporáneo a la rebelión Ginés Pérez de Hita.

En 1993, en Purchena, se decidió retomar la iniciativa que movió al Rey de los moriscos, esta vez bajo el nombre de Los Juegos Moriscos de Aben Humeya. Estos se celebran el primer fin de semana de agosto y, aunque se ha procurado mantener lo más fielmente las categorías de competiciones originales, también se han incorporado otros campos, como por ejemplo un concurso de gastronomía andalusí que revele el legado que ha dejado en la cocina andaluza, así como la organización de zocos orientales. 


Días más tarde a la celebración de estos juegos, el primer fin de semana de septiembre, se celebran en Béznar (Almería) otros juegos cimentados en la memoria de al-Ándalus: es el desfile de la Hermandad de los Mosqueteros del Santísimo. Para comprender su porqué de su existencia, debemos antes retroceder, asimismo, hasta el año 1569, ese momento de convulsión política que vivió la Península y en el que los moriscos se lanzaron a una re-reconquista. Felipe II de España, en la primavera de este mismo año, envió a su hermano, don Juan de Austria, junto con sus tropas a las Alpujarras, para frenar de una vez por todas el dominio rebelde de sus enemigos naturales. Los moriscos, a pesar de conocer ese terreno montañoso que dificultaba el ataque bélico de los cristianos y a pesar de una serie de fanáticas y desesperadas revueltas como la quema de iglesias, no tardaron en ser vencidos. El recuerdo de la victoriosa entrada de cristianos en Béznar se celebró hasta el final del régimen franquista el día 17 de enero, día del patrón de Béznar, San Antón; será a partir de la Transición cuando se mueva  el desfile a septiembre, para recibir un mayor número de visitantes. 

En estas fiestas de Béznar, a diferencia de la de Lleida -donde participan los dos bandos- y la de Purchena -donde solo se representa al morisco-, la comparsa mora brilla por su ausencia: los únicos protagonistas son las soldadescas de cristianos. Los mosqueteros, miembros icónicos de entre las filas de Cristo, se conforman por un par de decenas de varones -y solo varones- que portan unos curiosos sombreros altos adornados con flores y unos mosquetes cargados con pólvora que hacen disparar estruendosamente.




Hay, no obstante, muchísimas más fiestas de moros y cristianos que se encuentran en la actualidad repartidas por todo el territorio español. Justamente a finales del mes pasado, se celebraron las fiestas de moros y cristianos de Benamaurel, localidad de nuevo andaluza. Y es que, en Andalucía, estas festividades están declaradas de interés turístico. Efectivamente, son turísticas, anzuelos económicos.

El desfile de la Hermandad de los Mosqueteros del Santísimo, me recordó instantáneamente a las polémicas que surgieron respecto a la celebración o no de la Toma de Granada. El 2 de enero de este año hubo protestas por querer hacer de ese día un Bien de Interés Cultural. Luis Naranjo, el director general de Memoria Histórica dijo, en contra de la propuesta: "La Toma supuso una diáspora, la exclusión de mucha gente, conversiones forzosas y fue un acto donde la violencia tuvo mucho que ver". Algo semejante ocurre con este desfile, que no es más que el festejo de una victoria cristiana en el que además, solo este bando es representado. Podríamos decir, también, que solo el morisco lo es en los juegos de Aben Humeya, pero es que estos exaltan valores deportivos y no cuestiones ideológico-religiosas que resultan controvertidas en el ámbito público. Tanto el desfile de la Hermandad, como la Toma de Granada,  cuando se les saca de libros de historia y son extrapolados a la esfera de la celebración popular, me resultan políticamente incorrectos... aunque no sean más que un día de ocio, de diversión... y de panem et circenses.

jueves, 2 de mayo de 2013

RÍOS GEOMÉTRICOS Y EPIGRÁFICOS

A modo de homenaje al reino nazarí de Granada, que en este 2013 cumple mil años, RTVE decidió, hace un par de días, lanzar un documental sobre el monumento que la define por antonomasia. El tributo estuvo a cargo del programa <<Crónicas>>, que decidió llamar este capítulo de una forma como poco curiosa: La Alhambra: el manuscrito descifrado.

En efecto, la ciudad palatina es tratada en el documental como si de un libro se tratase; como si hubiese que desplegar una a una las infinitas páginas medievales que posee y, no solo eso, sino que precisa saber leer sus signos, o, en este caso, saber descifrarlos. El planteamiento del documental, de apenas 50 minutos, está trazado con gran habilidad y amenidad: se recorre la Alhambra siempre cronológicamente, avanzando por sus construcciones y sus constructores, edificio por edificio. Pero además, y aquí es donde recae el interés argumental, se hace atendiendo a diferentes frentes temáticos. Todos ellos intentan explicar la Alhambra, y todos de manera muy diferente: el agua, las matemáticas y la epigrafía, dirigidos por un arquitecto, un matemático y un arabista, respectivamente.

"La Alhambra nace cuando nace la acequia", dice Pedro Salmerón. Así es como se da explicación al génesis de esta maravilla arquitectónica que nace con la Alcazaba (s. XI), alzada sobre la antigua fortaleza de la Al-Hamra ('la roja'). El agua es su arché, el elemento sobre el que se fundamenta, tal y como podemos observar en sus numerosas fuentes y en el espacio que ocupa, y también su causa. Se argumenta, en su favor, que la Acequia Real, en paralelo con el río Darro, discurre durante 6km hasta llegar finalmente a la zona alta donde se encontraba la Alhambra, para abastecerla. 

Jardines del Djir al-alarif, 'la huerta del arquitecto'.
Las numerosas fuentes son de añadido posterior, de ese s. XIX romántico
que redescubre el mundo del orientalismo. Se postula en su origen un par de pequeñas fuentes,
que no produjeran, como en la actualidad, ese ruido casi estruendoso
que queda muy lejos del propósito del agua en la Alhambra.

Ejemplo de grupo cristalográfico
plano de la Alhambra.
Rafael Pérez Gómez, cautivado por la singularidad geométrica de las decoraciones de la Alhambra, se dedica a estudiar estas composiciones artísticas, pero no desde el punto de vista artístico, sino desde el meramente lógico y matemático. Los grupos cristalográficos planos conforman el clímax del conocimiento geométrico, y se caracterizan por su desarrollo infinito e inmutable a partir de un pequeño dibujo que, mediante su reproducción, va repitiendo un mismo esquema [min. 15:38]. Solo son posibles 17 de estas combinaciones; y la Alhambra es el único monumento del mundo que alberga todas ellas. Esto supone un conocimiento matemático tan profundo e intenso que sigue sorprendiendo e impresionando a la ciencia del s. XXI.

Para la epigrafía, el arabista José Miguel Puerta Vílchez, se encarga de hacer un pequeño tour por esas paredes que podríamos calificar de verbales, inscritas al estilo horror vacui con poesías y, también, con un lema que no encuentra fin: 'No hay vencedor sino Dios'. De origen almohade, pronto se convirtió en escudo del reino nazarí. Aprovecho este instante para sugerir el libro Leer la Alhambra, libro de este mismo autor, una guía visual y poética que instruye en la lectura de esas paredes que no dejan de ser, esta vez de manera literal, un manuscrito en piedra [min. 32]
Y entre palabras piadosas, también encontramos múltiples poesías, que hablan de una vida placentera y no dejan de lado el poder de la seducción. No eran casuales ni banales, sino que nos aportan desde la actualidad información relevante para comprender la función de una estancia en concreto. 
A continuación, dejo un fragmento de la poesía que rodea la fuente de los leones, de Ibn Zamrak (1333-1393), que hace una metafórica analogía con los ojos de un amado, que intenta no verter sus lágrimas [min. 42:07]:


En apariencia, agua y mármol parece confundirse,
sin que sepamos cuál de ambos se desliza. 
¿No ves cómo el agua se derrama en la taza, 
pero sus caños la esconden enseguida?
Es un amante cuyos párpados rebosan de lágrimas, 
lágrimas que esconde por miedo a un delator. 

Una mirada no ya al documental, sino a la forma de emisión, concluye en un sabor amargo: se emitió en el extrañamente llamado 1TVE HD (Prueba), es decir, un canal que no está disponible en todos los televisores y que, por lo tanto, llega a un público muchísimo menor. Dado que se trata de emisiones puramente culturales e históricas, considero un grave error dirigirlo a esa minoría de la población que ha decidido ponerse al día tecnológicamente, porción demográfica que además suele ser joven y se mantiene un tanto al margen en estas cuestiones.

Por último, inserto un enlace directo al vídeo para que, los fieles al TDT al uso, también puedan disfrutarlo. Merece la pena invertir una hora en este documental, que no solo informa y enseña, sino que también despierta pasiones por el antiguo reino nazarí de Granada.


martes, 23 de abril de 2013

EL RASTRO MORISCO: UN PROYECTO AMBICIOSO

Reconozco que prejuzgué la última emisión del programa televisivo de <<Islam Hoy>> cuando leí su título: Linajes moriscos en la actualidad. Era una sospecha infundada, sí... pero que estaba basada en la experiencia anterior de pretensiones semejantes: tengo absoluto recelo a cualquier proyecto que se empeñe en buscar los orígenes genéticos de un individuo o colectivo, de la manera que sea. En muchos de estos casos, y como ya nos demuestra la historia, las fuentes onomásticas, entre otras, no han sido usadas meramente con objetivos documentales y científicos, que ahonden en la herencia cultural de un lugar concreto, sino que se han manipulado ilegítimamente la información a modo de defensa  ulcerosa de un linaje si no grandioso de facto, sí rodeado de un hálito de grandiosidad alimentado por la distancia cronológica y algún que otro producto de una imaginación desbocada. Me vino a la mente, mientras hilaba prejuicios y concluía en exageraciones, la frenética obcecación desde la Baja Edad Media por los cristianos nuevos y viejos; después, por los arios del nazimo; más recientemente, por las anacrónica empresa judaizante y colonizadora del Estado de Israel moderno. Estupideces, arcaísmos, injustificables delirios de grandeza... La limpieza de sangre quedó atrás hace mucho tiempo.

El programa emitido por <<Islam Hoy>> y dedicado a la pervivencia de familias moriscas en la actualidad no está enfocado desde tal punto de vista, por fortuna, sino desde uno esencialmente documental, científico y serio, que tan solo busca fortalecer el conocimiento sobre la España pretérita, antes que enardecer cualquier tipo de sentimiento. Se sigue la continuación de aquellas familias moriscas que burlaron los edictos de Valencia en 1609 y del resto e la Península entre 1610 y 1614. Por estas fechas, la gran mayoría de los moriscos emigraron al norte de África, como por ejemplo el poeta morisco más famoso, Mohammed Rabadán, que se dirigió a Túnez. No obstante, muchas otras familias moriscas se quedaron. El trabajo que lleva a cabo el doctor Enrique Pérez Cañamares, que ha colaborado esporádicamente con algunas revistas de investigación histórica, trabaja en muy buena parte con la onomástica: el punto fuerte del proyecto recae en la recopilación de apellidos encontrados en tal o cual documento, su almacenaje en una base de datos y la ardua tarea del establecimiento de parentesco con otros individuos moriscos de la Península.

El proyecto Los moriscos que dirige Pérez Cañamares plantea una cuestión interesante sobre la que hay que reflexionar: ¿hasta qué punto es posible remontarse, con absoluta seguridad, a los antepasados de una familia? ¿Con saber con exactitud hasta cuándo se mantiene esa "pureza familiar" y cuándo se es vencido al fin por esa disolución casi irremediable con los otros? Es algo con lo que hay que tener cuidado y valorar su importancia en su justa medida.


www.losmoriscos.es
En esta página web se puede recorrer la historia de los moriscos geográficamente. Del mismo modo, se pone a disposición de cualquiera que lo desee la base de datos de apellidos y las digitalizaciones de documentos relacionados con los moriscos.

A falta de haberlo hecho del mismo modo con el mediocre capítulo La refinada cultura andalusí, que pretendió abarcar en 15 minutos más de siete siglos de innovaciones y descubrimientos científicos, <<Islam Hoy>> se ha decidido al fin por fragmentar este capítulo en dos partes, el primero de los cuales dejo a continuación desde RTVE A la Carta. Para no repetir el contenido del vídeo, que merece la pena ver y escuchar con atención, simplemente comentaré algunas pequeñas suspicacias que me llamaron la atención:

- La conversión forzosa de los mudéjares al cristianismo promulgada en Castilla ocurre en el año 1502 (mientras que en Navarra en 1512), y no en el 1505, tal y como se afirma en el vídeo.

- Me ha extrañado la mención a la pervivencia de la lengua árabe en los moriscos del siglo XVII, pues era esta ya una lengua que se venía perdiendo desde época mudéjar y que solo dominaban los alfaquíes, y de ahí, la constante y abundante literatura aljamiada que se conserva de esas fechas, como testimonio de un árabe olvidado cuyos residuos son sus letras.

- Considero inadecuada -o mejor, dicho, políticamente incorrecta- la expresión de "pueblo morisco", así como la de "pueblo" en general en tanto palabra aplicada a todo aquello que, fuera de considerase un emplazamiento físico concreto, se extrapole a la noción de un conjunto de personas unidas por unos rasgos característicos que parecen permanecer inmutables a lo largo del tiempo.

Espero con ilusión la emisión del segundo vídeo acerca del legado morisco, que, tal y como parece indicarnos la primera, se adentrará en mayor profundidad en el complejo y enrevesado mundo de la onomástica.

jueves, 18 de abril de 2013

UN DIVÁN DE EMOCIONES

Mahmud Sobh
<<Porque... lo primero que ha de hacer un profesor es definir los términos>>. Han sido estas las primeras palabras pronunciadas hoy por el profesor Mahmud Sobh antes de abordar la poesía andalusí, a modo de preludio a ¿qué fue al-Ándalus? Para saberlo, primero se ha de encontrar una respuesta a la etimología del topónimo, o al menos atreverse a jugar a los puzzles lingüísticos: las teorías son varias y no hay mucha seguridad al respecto. Pero Sobh apuesta por su propia explicación: "el paraíso de Occidente".

Esta tarde, a las 19.00, comenzaba en la Casa Árabe la presentación de la obra El diván de la poesía árabe y andalusí, una antología poética bilingüe árabe-español publicada por Sobh apenas hace un año, en el 2012. Se ha llevado a cabo una lectura alalimón: Sobh, con una voz serena y con ademanes teatrales que nos impelía a imaginarle como el poeta nómada en el entorno de mil y un desiertos, ha recitado -con el cantar sublime que supone esto en el mundo árabe- una serie de poemas; a continuación, el poeta Javier Lostalé lo ha secundado con una recitación en español, con voz soberbia, impactante, que desplegaba una absoluta sencillez impregnada en elegancia.

La presentación ha sido, esencialmente, una oda en sí; una oda a las poetisas o, como el propio Sobh ha preferido siguiendo la caprichosa normativa actual, mujeres poetas: desde la preislámica Layla al-Afifa, la omeya Maishún -la mujer del jalifa Muawiya I-, hasta la pionera del sufismo Râbi'a al-Adawiyya. No obstante, los poemas que más han resonado han sido los del insuperable y gran maestro de poesía árabe al-Mutanabbi, por el cual Sobh, como el mismo ha reconocido gustosamente, siente una irredenta debilidad. El hecho de que su obra, una antología que acapara la larga historia literaria de la civilización árabe, albergue nada más y nada menos que noventa y nueve poesías de al-Mutanabbi, no es pura casualidad.

En el panorama literario andalusí, el elenco de personajes femeninos ha quedado ligeramente eclipsado por la merecida reverencia que se le ha brindado al cordobés Ibn Zaydún (1003-1071). La poesía de este prolífico compositor puede reconocerse como la mejor que acogió al-Ándalus durante sus ocho siglos de fructífera existencia: fue el más grande, un al-Mutanabbi oriental en Occidente -si es que acaso se puede comparar al primero con alguno de los poetas árabes que lo sucedieron-. La lectura que se hizo de Zaydún fue la de una sensible y emotiva elegía que escribió a su abuela. Con tales voces de los recitadores, los sentimientos estuvieron a flor de piel. Sin embargo, también hubo tiempo para que florecieran varias bromas y anécdotas: Sobh narraba, con humor y cariño, a un al-Mutanabbi aficionado al vino blanco, que no tenía problemas en pregonar <<Soy ateo, gracias a Alá>>; o a una princesa cordobesa llamada Wallada (1000-1091), que mandó coser en oro sobre su vestido un sensual y atrevido mensaje para aquel ante quien paseara:

Juro por Dios que soy digna de las alturas,
voy por mi camino con la cabeza muy alta.
Permito a mi amante que toque mis mejillas
y acepto los besos de quien desee darlos.

Y recapacitemos sobre esto un breve instante. Imaginar a una mujer del siglo XI en un ambiente musulmán como el de al-Ándalus pregonando sus pasiones con esa libertad, y quizá desfachatez, al mismo tiempo que gritaba por las plazas <<¡Doy mis besos a quien los quiera!>>... todo esto, equivale a un total derrumbe del concepto preconcebido por una sociedad occidental del siglo XXI que ve en el islam un reflejo del ortodoxo dogmatismo religioso y el sexismo. Pensar en Wallada es pensar en una cultura andalusí que rebosó de tolerancia, y en la que el islam -que no es ni ha sido inmutable, a pesar de la insistencia que en ello puedan hacer algunos grupos religiosos- se amoldó a una sociedad abierta.

Avanzando en el tiempo, Sobh nos sorprendió con la recitación de una moaxaja del famoso poeta granadino Ibn Jatib (1313-1374). La melodía, esta vez, fue música en estado puro, a imagen y semejanza de la interpretación que hizo la cantante libanesa Fairuz. A continuación, dejo un link donde se puede leer el poema al mismo tiempo que escucharlo cantado por Fairuz.

(Para la música, hay pinchar en el óvalo que se encuentra sobre el texto del poema) 

Wallada, sin embargo, no queda marginada en la selección de aquellas singulares y relevantes poetisas andalusíes. Falta por mencionar aún a Aixa, aquella mujer que ha dejado en la memoria española una cita escalofriante por su dramatismo y su fuerza poética. Sobh cierra así, magistralmente, la presentación de su libro con unas palabras que dirigió esta gran mujer a su hijo, cuando él miró, desde lejos, hacia su amada Granada, tras haberles entregado las llaves de la magnífica ciudad a los Reyes Católicos. Son palabras que, a falta de explicación, no queda más que repetirlas, una y otra vez:

Llora como mujer lo que no supiste defender como hombre.

Una presentación hermosa, cargada de emotividad y ecos de una lengua árabe que, con sus múltiples fonemas, resuena con cierto arcaísmo y una magia insondable. La emoción se palpaba en el ambiente.  Y fue tal la electricidad sentimental, que hoy muchos no hubimos llorado como mujer por la vergüenza y dignidad que se lo impide al hombre.

lunes, 15 de abril de 2013

AGUAS ANDALUSÍES

La primera vez que escuché la palabra spa pensé, de manera automática y prejuiciosa, en un barbarismo muy recientemente incorporado al vocabulario español; en una de esas pulsiones modernistas -y muchas veces, horteras- que nos quieren hacer pensar que lo dicho en otro idioma es mucho más chic. Pero me confundía: spa no es equivalente a balneario, siendo así el único significante que tienen estos complejos, por lo que, a falta de palabra, el barbarismo contingente se convierte en un préstamo necesario. El término, de origen incierto, se postula como el epónimo de una ciudad de Bélgica: Spa, celebérrima por sus baños termales. Independientemente de la etimología, la palabra spa solo me hacía pensar en una cosa: en uno de los productos de una modernidad algo aburguesada y algo elitista; era incapaz de imaginarme esa palabra de apariencia tan soutenu en los labios de alguien sin pretensión ninguna de show off.

Pero estaba dejando pasar por alto los orígenes, siempre más humildes, de este tipo de complejo terapéutico: el Antiguo Egipto, la Antigua Grecia, el Imperio romano, la milenaria cultura japonesa... y, por supuesto, la civilización islámica. ¿En qué parte del mundo se le atribuyó primero la cualidad sanadora y purificadora del agua? Lo cierto es que determinarlo, como muchas otras cosas, resulta en la actualidad complejo y arriesgado. No obstante, no se trata de una carrera por descubrir al pionero, sino por una analogía entre los diferentes rituales que en todo el mundo ha tenido como protagonista al agua, de modo que pueda interpretarse su rol como un simple arquetipo presente en todas las culturas.

La terma, el balneario, el spa... son vestigios que nos advierten de la importancia innata que el  hombre, desde que es hombre, atribuye al agua como agente que limpia impurezas físicas y -extrapolando el concepto al ámbito abstracto- también espirituales. Hablamos así, en la cultura musulmana, de las abluciones dentro de un marco religioso y del hammam dentro de uno eminentemente social. ¿Acrecentó la relevancia del agua para el islam el hecho de haber sido una religión desarrollada en un entorno árido, desértico... en el que un oasis era un paraíso? Es una pregunta retórica. Dejando a un lado la ortopraxis musulmana concerniente al agua, hay que atribuirle a la civilización árabe -aunque ya se hiciera anteriormente, como ocurrió con las termas de Caracalla- la construcción de estos recintos en el que el individuo marchaba a descansar, a asearse, a relacionarse y a hacer negocios y, también, a jugar al ajedrez.

Sala de El Bañuelo
(Granada)
Sala de los Baños del
Almirante (Valencia)
En al-Ándalus, como territorio deudor de la cultura oriental árabe y como vector de sus costumbres a lindes occidentales, las termas se difundieron de manera rápida y exitosa. Las construcciones más conocidas de baños termales de época andalusí, y que se conservan en la actualidad, son las siguientes. La primera, siguiendo un orden cronológico, es El Bañuelo, erigido durante la época del reino zirí de Granada, en el siglo XI. La segunda, continuando con la anterior localización, se conoce bajo el nombre de Baños árabes de Hernando de Zafra, levantada a caballo entre los siglos XII y XIII y cuyo nombre se debe al secretario de los Reyes Católicos que, después de adquirirlo, lo reformó. Para la tercera deberemos viajar hasta Valencia, una zona en la que la presencia musulmana se transparentaría en una rica herencia mudéjar y morisca: son los Baños del Almirante, que datan de principios del siglo XIV y fueron construidos por un cristiano al estilo mudéjar. Es curioso destacar que estos últimos baños árabes se siguieron utilizando hasta... el siglo XX.

¿Y qué ha sido de este legado andalusí en el siglo XXI? Sigue con nosotros, y además, dualmente: no solo a modo de monumentos patrimoniales inviolables, sino también bajo la forma de proyectos arquitectónicos actuales que revitalizan una herencia añorable. Es el ejemplo de Hammam al-Ándalus, una empresa que me sorprendió por su afán de búsqueda del exotismo y vuelta al pasado. Su eslogan es cautivador: 


<<Báñate en la historia>>


Sala del Hammam al-Ándalus de Granada
En Hammam al-Ándalus fueron los pioneros en reestablecer los baños árabes en España, fundados en 1998, cinco siglos después de la caída del reino de Granada. Su arquitectura ha sido tan esmeradamente cuidada que me resulta obligado hacer un inciso y destacar estos pequeños detalles que, sin embargo, marcan la diferencia entre lo corriente y lo extraordinario: el estilo no es el mismo en el complejo de Granada, donde se ha elegido el nazarí, que en el de Córdoba, que es omeya, ni en el de Madrid, que es mudéjar. ¡Por fin un proyecto comercial que tiene seriamente en cuenta factores históricos y culturales! Este año, en 2013, Hammam al-Ándalus, debido a su éxito entre una sociedad que ha vuelto a la pasión por los spas, abre en Málaga un nuevo complejo. El estilo es, al igual que en Granada, nazarí.

Concurso de ajedrez en el Hammam
al-Ándalus de Córdoba, 2008
La empresa rescata al máximo la herencia de al-Ándalus: las salas de agua fría, templada y caliente se disponen al modo tradicional; el cliente bebe té moruno al final del relajante recorrido; se organizan anualmente concursos de ajedrez en el agua; y el punto fuerte de la sesión sigue siendo la técnica de la kessa andalusí: un masaje con jabón de uva roja. Sencillamente atractivo. El legado andalusí se ha recuperado, sí, pero... hasta cierto punto: se olvida el carácter público de los baños árabes. Es que el spa pide tarifas -a veces desmesuradas-, y es consciente de que la historia mítica es encantadora, enigmática y que pide a gritos volver al presente; pero el presente también pide a gritos mantener las costumbres capitalistas y dejar que los buenos y justos servicios del pasado a la comunidad se mantengan pretéritos.

lunes, 8 de abril de 2013

PNEUMA: UN HÁLITO DE MÚSICA

A veces me pregunto: ¿en qué se ha convertido la música? Algunos días me respondo, con cierto pesimismo, que mucha de la música actual conforma una pieza más de un gran puzzle comercial, y entonces imagino a artistas que encuentran en la excentricidad un imán poderoso y atrayente para cierto público y que acuden a discográficas a cantar lo que mejor se adecúa a esa imagen artificialmente prefabricada, vendiendo canciones exitosas hoy y olvidadas -y penosamente aplastadas por las nuevas modas- mañana. Otros días, sin embargo, prefiero pensar en una gran mayoría de artistas altruistas que encuentran en la música un medio de expresión entre el mundo y ellos, aunque, finalmente, siempre acabo reduciendo dicho número a una escasa y marginada minoría poco reconocida y poco divulgada.

Quizá por ese sentimiento desazonador que me produce el pensar en la prostitución de un arte tan bello y conmovedor, decidí sumergirme, por mera curiosidad, en la música medieval peninsular, impulsada por la romántica intuición de que el pasado siempre es mejor que el presente. Y fue entonces cuando redescubrí a Pneuma, un sello discográfico que había escuchado esporádicamente desde hacía un par de años, pero que no había sabido valorar lo suficiente. Y Pneuma, por su parte, arrojó a mis oídos la música andalusí. 

Pneuma fue creado en el año 1994 por Eduardo Paniagua, una personalidad a la que la música medieval debe, si no la vida, sí al menos la conservación y la vuelta a un mundo que la evalúa a través de unos oídos no habituados, pero que sin embargo no han perdido la facultad  de reconocer la hermosura de los sonidos. El nombre del sello discográfico es de por sí sugerente: en griego, πνευμα significa 'aliento', y 'vida', y 'alma', e incluso 'olor' y 'prosperidad'. ¡Qué sentimientos debe despertarnos la música medieval en nosotros para que sea digna de tal etiqueta!

En ese mismo año, Eduardo Paniagua, que se encuentra imbuido por igual en la música cristiana y en la andalusí, fundó Ibn Báya junto con Omar Metioui, un grupo entregado a este último tipo de música que se considera, tal y como su propio nombre indica, deudor del polifacético Avempace. Sí, efectivamente: filosofía y música... una extraña mezcla para aquellos ojos criados en una modernidad que ha tachado, injustamente, a la primera disciplina de misticismo ininteligible y a la segunda de entretenimiento informal. ¡Cuánto hemos de aprender de esa mal calificada Edad Media! Fue precisamente esa misma época vivida en al-Ándalus la que nos enseña que, en un primer estadio, la música no solo era ancilla filosofae, sino, asimismo, una rama de la medicina, pues se la atribuía una inmensa capacidad terapéutica. En efecto, la música era aquel instrumento que susurraba al alma y creaba un armónico equilibro con el cuerpo.

La colaboración de Eduardo Paniagua en Ibn Báya o, más recientemente, su trabajo con el grupo marroquí El Trío Arabí, lleva produciendo desde hace ya casi veinte años grandes frutos: dentro de su Colección Al-Ándalus, encontramos nada más y nada menos que 54 volúmenes de dispar contenido y diversos orígenes. Agua de al-Ándalus, Felicidad Cumplida, Alarifes Mudéjares o Poemas de la Alhambra son algunos de los títulos que componen esta serie que nos acerca, durante unos breves pero intensos minutos, a una tierra que solo habíamos podido conocer a través de libros de historia y de ficción... pero que ahora también podemos oír.

El método de trabajo para la recopilación musical andalusí se basa principalmente en dos pilares: las fuentes escritas y la tradición oral. A menudo, la segunda sustituye a la primera, ya que nos encontramos con un gran hueco histórico de documentación musical después de la expulsión de los moriscos de la Península en el año 1610: los primeros intentos de recopilación de este patrimonio se producen ya entrado el siglo XVIII. Hasta ese momento, la memoria, esa facultad tan alabada y practicada por la cultura semítica, fue el único recurso, y la música se transmitió oral y fascinantemente durante generaciones. Rebuscando entre documentos antiguos y entre pueblos, folklore y escuelas magrebíes y orientales, es así como Paniagua nos acerca a un mundo mágico, introduciéndonos, además, en él.

Con Pneuma y su rebeldía insaciable de no permitir escapar ese arte que se condena al olvido por naturaleza, a veces también me pregunto: ¿qué es la música en esencia? Es el arte, supongo, más efímero que existe. Mientras que la arquitectura puede permanecer soberbiamente erguida durante siglos; mientras que la literatura se ha grabado en tablillas, piedras, papiros, pergaminos, papel e incluso pantallas; mientras que el dibujo se traza en cualquier soporte que se proponga... la música, aunque encuentre su futuro relativamente asegurado en unos pentagramas que pretenden representar su carácter sublime, esta es, sin embargo, una forma de arte que desaparece al instante en el que se está efectuando; una forma de arte que no tiene presente. Su existencia es siempre pretérita. Y ahí radica su belleza, y por eso mismo encandila el alma, el pneuma: porque nos hace conscientes de que jamás podremos atraparla. La música solo existe en la memoria.