lunes, 15 de abril de 2013

AGUAS ANDALUSÍES

La primera vez que escuché la palabra spa pensé, de manera automática y prejuiciosa, en un barbarismo muy recientemente incorporado al vocabulario español; en una de esas pulsiones modernistas -y muchas veces, horteras- que nos quieren hacer pensar que lo dicho en otro idioma es mucho más chic. Pero me confundía: spa no es equivalente a balneario, siendo así el único significante que tienen estos complejos, por lo que, a falta de palabra, el barbarismo contingente se convierte en un préstamo necesario. El término, de origen incierto, se postula como el epónimo de una ciudad de Bélgica: Spa, celebérrima por sus baños termales. Independientemente de la etimología, la palabra spa solo me hacía pensar en una cosa: en uno de los productos de una modernidad algo aburguesada y algo elitista; era incapaz de imaginarme esa palabra de apariencia tan soutenu en los labios de alguien sin pretensión ninguna de show off.

Pero estaba dejando pasar por alto los orígenes, siempre más humildes, de este tipo de complejo terapéutico: el Antiguo Egipto, la Antigua Grecia, el Imperio romano, la milenaria cultura japonesa... y, por supuesto, la civilización islámica. ¿En qué parte del mundo se le atribuyó primero la cualidad sanadora y purificadora del agua? Lo cierto es que determinarlo, como muchas otras cosas, resulta en la actualidad complejo y arriesgado. No obstante, no se trata de una carrera por descubrir al pionero, sino por una analogía entre los diferentes rituales que en todo el mundo ha tenido como protagonista al agua, de modo que pueda interpretarse su rol como un simple arquetipo presente en todas las culturas.

La terma, el balneario, el spa... son vestigios que nos advierten de la importancia innata que el  hombre, desde que es hombre, atribuye al agua como agente que limpia impurezas físicas y -extrapolando el concepto al ámbito abstracto- también espirituales. Hablamos así, en la cultura musulmana, de las abluciones dentro de un marco religioso y del hammam dentro de uno eminentemente social. ¿Acrecentó la relevancia del agua para el islam el hecho de haber sido una religión desarrollada en un entorno árido, desértico... en el que un oasis era un paraíso? Es una pregunta retórica. Dejando a un lado la ortopraxis musulmana concerniente al agua, hay que atribuirle a la civilización árabe -aunque ya se hiciera anteriormente, como ocurrió con las termas de Caracalla- la construcción de estos recintos en el que el individuo marchaba a descansar, a asearse, a relacionarse y a hacer negocios y, también, a jugar al ajedrez.

Sala de El Bañuelo
(Granada)
Sala de los Baños del
Almirante (Valencia)
En al-Ándalus, como territorio deudor de la cultura oriental árabe y como vector de sus costumbres a lindes occidentales, las termas se difundieron de manera rápida y exitosa. Las construcciones más conocidas de baños termales de época andalusí, y que se conservan en la actualidad, son las siguientes. La primera, siguiendo un orden cronológico, es El Bañuelo, erigido durante la época del reino zirí de Granada, en el siglo XI. La segunda, continuando con la anterior localización, se conoce bajo el nombre de Baños árabes de Hernando de Zafra, levantada a caballo entre los siglos XII y XIII y cuyo nombre se debe al secretario de los Reyes Católicos que, después de adquirirlo, lo reformó. Para la tercera deberemos viajar hasta Valencia, una zona en la que la presencia musulmana se transparentaría en una rica herencia mudéjar y morisca: son los Baños del Almirante, que datan de principios del siglo XIV y fueron construidos por un cristiano al estilo mudéjar. Es curioso destacar que estos últimos baños árabes se siguieron utilizando hasta... el siglo XX.

¿Y qué ha sido de este legado andalusí en el siglo XXI? Sigue con nosotros, y además, dualmente: no solo a modo de monumentos patrimoniales inviolables, sino también bajo la forma de proyectos arquitectónicos actuales que revitalizan una herencia añorable. Es el ejemplo de Hammam al-Ándalus, una empresa que me sorprendió por su afán de búsqueda del exotismo y vuelta al pasado. Su eslogan es cautivador: 


<<Báñate en la historia>>


Sala del Hammam al-Ándalus de Granada
En Hammam al-Ándalus fueron los pioneros en reestablecer los baños árabes en España, fundados en 1998, cinco siglos después de la caída del reino de Granada. Su arquitectura ha sido tan esmeradamente cuidada que me resulta obligado hacer un inciso y destacar estos pequeños detalles que, sin embargo, marcan la diferencia entre lo corriente y lo extraordinario: el estilo no es el mismo en el complejo de Granada, donde se ha elegido el nazarí, que en el de Córdoba, que es omeya, ni en el de Madrid, que es mudéjar. ¡Por fin un proyecto comercial que tiene seriamente en cuenta factores históricos y culturales! Este año, en 2013, Hammam al-Ándalus, debido a su éxito entre una sociedad que ha vuelto a la pasión por los spas, abre en Málaga un nuevo complejo. El estilo es, al igual que en Granada, nazarí.

Concurso de ajedrez en el Hammam
al-Ándalus de Córdoba, 2008
La empresa rescata al máximo la herencia de al-Ándalus: las salas de agua fría, templada y caliente se disponen al modo tradicional; el cliente bebe té moruno al final del relajante recorrido; se organizan anualmente concursos de ajedrez en el agua; y el punto fuerte de la sesión sigue siendo la técnica de la kessa andalusí: un masaje con jabón de uva roja. Sencillamente atractivo. El legado andalusí se ha recuperado, sí, pero... hasta cierto punto: se olvida el carácter público de los baños árabes. Es que el spa pide tarifas -a veces desmesuradas-, y es consciente de que la historia mítica es encantadora, enigmática y que pide a gritos volver al presente; pero el presente también pide a gritos mantener las costumbres capitalistas y dejar que los buenos y justos servicios del pasado a la comunidad se mantengan pretéritos.

2 comentarios:

  1. Hace tiempo que tengo en casa el folleto informativo de Hammam Madrid y algun dia quiero ir a verlo en primera persona. Me gusta la manera de publicitar este lugar, lo relacionan todo con el Madrid árabe, hablando de Mayrit, y contando la importancia del agua para los musulmanes.
    Deberiamos proponerlo como excursion practica para alguna clase ;-)

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  2. Desde luego, el marketing de esta cadena es magnífico... Yo lo descubrí por pura casualidad, y tengo que admitir que su propaganda me ha atrapado ¡y que tengo una visita pendiente a su hammam!
    Me da que esa excursión será muy extraoficial jajaja.

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